sábado, octubre 21, 2006

Globalización y Ética, un Ensayo desde el Sur

Introducción

Una de las características de la reciente época, es la relativización e indefinición de todas las cosas. Esto debido principalmente a los grandes avances técnico-científicos del pensamiento moderno y su tendencia absolutamente racionalista, que ha fragmentado en su indeterminación la vida de los seres humanos y por ende del saber. Cualquier obra o discurso manifiesta ese desarrollo global y capitalista propiciado por los grandes centros mundiales, poniendo en jaque con sus experiencias a los restos de mundo que quedan fuera de ellos.

Así, los llamados países tercermundistas, periféricos de los grandes centros, son los que muestran los mayores desafíos, verdaderos problemas, en cuanto a desarrollos económicos y socio-culturales por sobre todo (lingüísticos, identitarios, etc), debido a la extensión del valor global por todas las capas de sus sociedades, modificando con sus relaciones el curso de los aconteceres históricos de los que los rodean. En Chile, por ejemplo, podemos ver ciertos puntos referenciales que cruzan su actualidad, manifestando por una parte una difusión de valores e ideales democráticos para la estructuración y organización de la comunidad-nación, existiendo gracias a ello una universalización de los mercados (tratados de libre comercio, etc.) favorecida a su vez por los avances del capitalismo post-industrial y sus principales elementos de accionar que tienen estricta relación con los avances técnicos en los medios de comunicación y distribución de información dentro de la sociedad.

Creemos y vivenciamos un mundo cambiante, lleno de transformaciones, y la tecnología avanza a pasos agigantados logrando efectos significativos sobre el alcance de la información. Pero a su vez estos cambios tienen una fuerte implicancia en la sociedad, por lo que se preconiza que para el presente siglo, las nuevas tecnologías permitirán mejorar el acceso a la información y comunicación, y esto hará que la totalidad del saber y de la creación humana esté al alcance de todos. Se considera que un ciudadano informado podrá tomar mejores decisiones, tendrá mayores oportunidades a puestos de trabajo, lo que se materializará en una mejor calidad de vida.

Nuestra investigación intentara desarrollar con mayor detención las líneas anteriormente esbozadas esperando lograr encuentros tras el vasto y no menos rico diálogo entre la situación humana, su vivencia y lenguaje, sus valores éticos con la idea contemporánea de globalización y sus expresiones más importantes según nuestros puntos de vista.
Desarrollo

Muchas personas señalan que nunca ha existido un período de la historia de la humanidad en que un número tan vasto de personas haya mejorado sus condiciones de vida de una forma tan drástica y en tan corto tiempo como durante las últimas décadas. Muestran como ejemplos claves, y sin paralelos, el desarrollo de países asiáticos como China, India e Indonesia. Señala al respecto un historiador como Mauricio Rojas
[1], que “este desarrollo ha permitido absorber un incremento demográfico sin precedentes. La población del planeta aumentó en más de 1.500 millones de personas entre 1980 y 1999 y, a pesar de ello, se puede constatar una disminución sustancial de los niveles mundiales de extrema pobreza, mortalidad infantil y desnutrición, así como un aumento notable de las expectativas de vida. La pobreza extrema, para dar sólo un ejemplo, que golpeaba al 31% de la población mundial en 1980, se había reducido al 20% a finales de los 90. ¡Esto implica que la cantidad de personas en situación de extrema pobreza en 1999 fue inferior en 650 millones a la cantidad que habría alcanzado según los niveles de pobreza imperantes en 1980! Esta es una de las proezas más importantes de la globalización, pero no la única. Paralelamente se puede observar un desarrollo político igualmente asombroso. Lo que hasta hace no mucho era un privilegio de unos pocos, a saber, vivir en democracia y ver sus derechos básicos respetados, conquista hoy más y más naciones”.

Todo ello es real, hasta cierta medida, pero el problema es que no ha sucedido en todos lados del mundo a pesar de estar interconectados en un ideario de igualdad, ni tampoco en todas las realidades sociales. El modelo democrático difundido a nivel mundial como ideal de organización de la polis es un sistema multi-partidario y por sobre todo competitivo. Creemos que este es el caso del proceso de la globalización en Chile, entendida desde su germen como un proceso de liberalización total del movimiento de capitales, bienes y servicios. Aquí, desde mediados de la década de los 70 se ha adoptado un modelo de desarrollo basado en la competencia donde se pretende que la actividad económica de los pueblos sea regulada por los mercados. Este proceso continúa profundizándose con la firma de los últimos tratados de libre comercio firmados por Chile, por ejemplo, en los cuales no sólo los bienes materiales son objeto de libre comercio, sino también los servicios, especialmente servicios públicos, como compras públicas e inversiones. Se intenta implementar de esta manera un modelo económico sometido a la competencia entre desiguales. En este marco, cabe preguntarse cuáles serán los posibles efectos sociales que tendrá este tipo de políticas implementadas en Chile, en una sociedad que tiene un discurso de igualdad pero que es desigual en su realidad. Allí hay un problema ético enorme creemos.

Si bien Chile exhibe los mejores índices macroeconómicos de la región, presenta la peor distribución del ingreso de la región y está considerado entre los diez países con mayor desigualdad del mundo. Por otro lado, no obstante se afirma que existe una igualdad básica entre mujeres y hombres, también se plantea que las mujeres por instinto se dedican a la procreación, a la vida doméstica, a la vida privada y al ámbito de lo afectivo. Es decir, a todas aquellas actividades, socialmente importantes, pero que no tienen valor de mercado, por ello vemos que en la modernidad, persiste la división sexual del trabajo. A la mujer se le asignan las tareas reproductivas, el cuidado del hogar, el cuidado de los más débiles, los niños, los viejos y los enfermos, todas ellas actividades que no tienen valor de mercado.

El objetivo de este trabajo es reflexionar los efectos socio-culturales de la implementación de un modelo de esta naturaleza en sociedades como la nuestra. Bien sabemos que el modo de producción dominante, que pretende profundizarse vía los tratados de libre comercio y estrategias de liberalización comercial, es la producción de mercancías. El propósito de dicho modelo es la transformación de la naturaleza mediada por el comercio, donde la producción “importante“, es la que está destinada al mercado. Toda la producción que no va al mercado, no existe, no tiene precio y no se valora, salvo, tal vez, para el día de la madre, en el anterior ejemplo citado.

En cuanto a los efectos de la expansión de la globalización cultural y del capitalismo, su transformación post-industrial y la hegemonía de los mercados a escala internacional estableciendo una civilización material, José Joaquín Brünner señala que “ella se organiza en torno al comercio sin fronteras y al empuje tecnológico que renueva incesantemente la producción de bienes y servicios para mercados competitivos, donde los productores y consumidores se coordinan entre si mediante señales de precios no sujetos a control administrativo. Las economías capitalistas son, en este sentido, sistemas auto-organizados y auto-regulados“
[2]. Poseen una auto-conciencia, según Brünner, con base en un principio de destrucción creadora, debido a que producen “innovaciones de procesos y productos, transformaciones del medio ambiente y desequilibrios en la distribución de beneficios, oportunidades y recursos”[3].

Así mismo, la difusión de ideales de libertad individual y aspiraciones de igualdad de la gente, así como la mejor forma de gobierno compatible con el desarrollo de la economía capitalista. En él diversas fracciones políticas se disputan el acceso a la conducción gubernamental utilizando principalmente el sufragio ciudadano para ello. La libertad hoy esta estrechamente ligada a la idea de democracia, sin ella no existe. Porque solo en ella se nos señala, los hombres y mujeres han podido reconocerse como ciudadanos, dando curso a su imaginación e impugnar su propia situación de vida en nombre de ideales de justicia. Y de la mano de todo ello, tenemos que ver también la verdadera revolución en curso de las comunicaciones. Según el autor previamente citado, en algún momento secretario del gobierno y uno de las mas importantes personas en el ámbito de las comunicaciones, esto marcaría el ingreso mundial a un nuevo tipo de sociedad: “la sociedad de la información y el conocimiento”
[4]. Dicha revolución representa la conformación, dentro del proceso global capitalista, de un sector - “la industria de servicios simbólicos”[5] – que por su propio desarrollo, absolutamente mediático, posee la capacidad y el poder de transformar la economía y la política, y su mutua relación con la cultura. ¿Qué es lo que sucede con el lenguaje, por ejemplo?

Según el escritor mexicano Octavio Paz, “todas las sociedades poseen lo que comúnmente se llama una imagen del mundo”
[6], señalando que su imagen hunde sus raíces en la estructura inconsciente de la sociedad y la nutre una concepción particular del tiempo. A esto, señala que los actos y las palabras de los hombres están hechos de tiempo, son tiempo. Porque el tiempo para Paz, es el depositario del sentido. ¿Qué se quiere decir con todo esto? ¿De que se habla? Bien, creemos poder responder esas preguntas. Octavio Paz señala que el hombre de las civilizaciones pasadas hallaba todo el sentido de las cosas en algo sumamente religioso, porque en su visión de mundo existía una totalidad, una correspondencia terrestre-celeste. ¿Y cual era la función de la palabra, de la poesía[7] entonces? Precisamente la que comunicaba en el colectivo, en verdaderos ritos sociales, en donde todo se encontraba relacionado por la palabra y los actos. Se tenía un sentido.

Por el contrario, hoy en día, esa imagen del mundo se ha fragmentado, se ha perdido, quedando miles de esferas de saber, de instancias inconexas. Y lo que ha sucedido precisamente es que la poesía ha utilizado la técnica; el acto creador del surgimiento de una palabra y su sonido desde el interior de un hombre, “la corporización de la palabra”
[8] se ha apoyado en ella, en sus medios de comunicación. La tecnología al variar cambiara más y más la palabra, porque su intervención afecta su transmisión y recepción, y con ello el desarrollo cultural de las comunidades. Ello al contrario de ser malo según el poeta, lo devuelve a su origen, a lo que fue en el principio: “palabra hablada, compartida por un grupo”[9].

Creemos que todo esto es así para Paz porque las obras de la técnica (en los medios de información masiva, por ejemplo) no son significados sino funciones. Y es que con el avanzar del desarrollo tecnológico, hoy esos adelantos hacen que la obra de arte, por ejemplo, pueda ser reproducida técnicamente, y en series
[10]. La técnica ha cambiado el mundo pero no nos ha dado una imagen del mundo, porque para su avanzar modernista tuvo que destruir la antigua. Esta es la “profanización de la cultura occidental”[11] que Max Weber viera con las vías de racionalización de Occidente.

¿Qué es lo que nosotros podemos ver que ha surgido en esta época? ¿Qué podemos apreciar? Un clima nuevo que habla de nuestra propia situación, la postmodernidad. Este fenómeno según Brünner constituye el resultado de tres fenómenos anteriores; su expresión espiritual, intelectual, estética y ética en diversos ámbitos de la vida contemporánea. Porque a través de ellos se manifiesta una “ruptura o transformación del proyecto y los ideales de la modernidad. Es en esta esfera donde se expresa la conciencia de la globalización, sea a nivel individual o como experiencia colectiva”
[12]. En ese sentido se puede apreciar que la postmodernidad es la manifestación en la cultura de la civilización material emergente. Es su lenguaje y su autoconciencia[13]. Por esto ella incide sobre la economía, la política y las relaciones sociales, “alimentando los mercados, proporcionando el clima moral y estético de la política”[14] y contribuyendo a la construcción del escenario de nuestras ciudades.

La globalización de la cultura es la manifestación de las contradicciones, tensiones, desajustes y cambios a que dan lugar las interrelaciones e interacciones entre los cuatro macro fenómenos mas o menos esbozados en este trabajo: a) la universalización de los mercados y el avance de la tendencia capitalista post-industrial, b) la difusión del modelo democrático como forma ideal de la organización de la polis, c) la revolución de las comunicaciones que lleva a la sociedad de la información, y d) la creación de la postmodernidad en el ámbito cultural de nuestra época.

Hemos intentado ver y entender las dinámicas de la globalización cultural en torno a la estructura, el poder, la esfera simbólica y la comunicación. Un esquema para poder comprender las fuerzas que impulsan hacia su desarrollo y los efectos que tiene en nuestra realidad social. Creemos que el ámbito mas importante de todo esto en cuanto a su importancia en su disposición social es el de la revolución de los medios de producción, ya que crean nuevas civilizaciones materiales, nuevos universos culturales según otros. Los actuales avances de los medios de comunicación es la expresión más avanzada de la transformación capitalista en curso. Por su propia naturaleza, ella incide en la producción, en los intercambios, la acción social y el régimen simbólico de las sociedades democráticas.

A modo de conclusión

Hubo un momento en la historia de la humanidad, cuando sea que haya ocurrido, en el que el hombre comenzó a hablar. Porque aprendió. Aprendió a pensar y narrar. Adquirió un sistema combinatorio sumamente importante que hace del lenguaje el instrumento más poderoso a nuestra disposición, inserto en una trama de relaciones que es en si la sociedad. Notamos que como parte esencial en nuestras posibilidades como seres humanos no poseemos limites a los que se puede decir, que podemos por ello construir verdaderos alfabetos, y que por ende, cada una de las infinitas combinaciones tiene un significado diferente que se puede predecir y leer a partir del sentido de sus partes, las palabras, y de las reglas que gobiernan su relación. Así es como el hombre ha tomado cierta distancia de la naturaleza y ha podido establecer nuevos universos culturales.

Uno de los tantos problemas éticos que nosotros podemos ver en la globalización es que un 90% de los lenguajes que hoy se hablan en el mundo se encuentran amenazados de extinción durante los próximos cien años. Lo verdaderamente dramático en todo esto, es que, como ocurre también con las especies vivas, los lenguajes una vez que desaparecen nunca más vuelven a reaparecer. Se pierden para siempre. Y con ellos, se borran las huellas de las culturas y pueblos que un día fueron parte de nuestra historia
[15].

Existe desde allí una segunda parte de esa revolución comunicacional en la vida de las personas que tiene que ver con el poner palabras por escrito, y así guardarlas y preservarlas contra el paso del tiempo
[16]. Desde allí el conocimiento se puede preservar como un verdadero tesoro, porque gracias a ello se puede transmitir, transportando mensajes en el espacio. La escritura cambio así la organización del templo, de la vida intelectual y de la política. Desde el siglo XX, la comunicación masiva se ha ampliado y diversificado con el surgimiento de estudios científicos que desarrollaron nuevas tecnologías para un mejor desarrollo de las sociedades. Tenemos el caso del cine y luego de la radiodifusión y la televisión. La radio llevo la cultura a los hogares, pero a su vez empujo hacia “la estandarización de los lenguajes nacionales”[17], y por otro lado, permitió un acceso instantáneo de noticias. Los avances técnicos de la era científico-técnica posterior a la industrial hablan de una nueva valoración del hombre en el trabajo por ejemplo, ya que dichos avances crean maquinas o nuevas tecnologías que pueden desarrollar el trabajo antes realizado por nosotros en un menor tiempo y un menor costo. Así uno de los factores principales de todos estos avances en cuanto a la información y su difusión es la velocidad de los acontecimientos.

La televisión fue otra revolución dentro de las que ocurrieron dentro de las comunicaciones masivas propiciadas por la globalización cultural, produciendo un fenómeno que bien pudiera ser contraproducente en su manifestación, ya que absorbió una porción creciente del tiempo libre de las masas, difundiendo alrededor del mundo con la tendencia racional-capitalista una nueva cultura audio-visual, creando grandes audiencias nunca antes apreciadas, transformando la publicidad y la información, ligándolas al fenómeno no menos complejo de la entretención. Allí comenzó el ciclo de la comunicación a gran escala. Allí también un centro de discusiones, porque para algunos, las formas de comunicaciones masivas desarrolladas por todo ese ideario democrático en lo político, capitalistas en lo económico y global en lo cultural en definitiva, representarían una contribución al progreso de los pueblos y una señal de avances democráticos. Para otros en cambio, existiría una vulgarización de la alta cultura, una presión que lleva a vivir al día y a preocupaciones logradas por hechos intrascendentes.

Podríamos situar ahí otras problemática ética de la globalización, porque las personas inmersa en un medio altamente competitivo como el nuestro no les queda más que trabajar más para obtener una mejor renumeración y así abastecer a sus familias, ¿Y quien piensa en los efectos colaterales que puede ello producir en la salud de una comunidad, por ejemplo? Creemos que hay valores que se han perdido, y que son demasiado humanos. Por ello fundamentales en las vidas de tantos millones de personas. Hay que re-evaluar el uso de las tecnologías en su aplicación diaria, para lograr un mejor equilibrio, aunque sabemos, la tendencia es otra, a pesar de la ayuda sociológica dada por las empresas a sus funcionarios, por ejemplo. A su vez, nos preocupa que se lea poco o que aun haya personas analfabetas. Ello también manifiesta un problema ético en cuanto a planteamientos sociales, pero hablar de todo esto es demasiado extenso y complejo, por los asentamientos estructurales de la globalización cultural en todas o tantas instancias sociales.

Sin embargo, podemos ver la tendencia hacia lo digital. Porque hoy se transmite electrónicamente, voz, imagen y textos, al tiempo en que la televisión, la informática y las telecomunicaciones se entrelazan. Y es que por los medios de comunicación y por la economía mundial opera el fenómeno de la globalización cultural.

Desde el momento en que la electrónica se convierte en el principal medio de comunicación, esto hace ya décadas en el mundo, las sociedades comienzan a cambiar más rápidamente y “se ponen en contacto a través de bits que se desplazan a alta velocidad en todas las direcciones”
[18]. Porque estamos inmersos dentro de la globalización, en su proceso digital, ya que “el lento manejo humano de la mayor parte de la información en forma de libros, revistas, periódicos y videocasetes, esta por convertirse en la transferencia instantánea y a bajo costo de datos electrónicos que se mueven a la velocidad de la luz”[19]. Es el progreso en la mentalidad racional-científica. Y es que desde el punto de vista capitalista, dentro de la economía de las comunicaciones, lo anteriormente citado significa que las distancias se tornan triviales. El que trabajaba dentro del rubro del transporte comunicacional y no se adapta a este sistema simplemente perece porque no posee valor de mercado.

Cuando hoy se usan los satélites para la transmisión de mensajes por ejemplo, hay poca diferencia si los dos puntos terrestres que quieren comunicarse están a 5 metros o 5 mil kilómetros. Es un planteamiento instantáneo del comunicar, de sus accesos expeditos, instantáneos si se quiere. Preguntamos nuevamente, ¿Qué sucede con el valor humano? Y lo preguntamos, porque el hombre científico sabe que ha construido una realidad virtual, que su principal argumento tiene que ver con las distancias y la velocidad de las comunicaciones. Así una carta en el pasado comunicaba mensajes a largas distancias, pero aun poseía un rasgo humano en su ejecución que era el vínculo principal, la escritura. Hoy la escritura es digital, por tanto la comunicación también lo es. ¿Y que rasgo puedes tú apreciar de mí? ¿Me estas conociendo realmente cuando hablamos por Internet, por ejemplo? Hay un problema fundamental que cruza todo el universo de la globalización en muchos ámbitos y es el de las identidades.

Con la democracia hay problemas con las identidades culturales de los pueblos, porque como se plantea la igualdad como valor general, las diferencias son un problema para su desarrollo y aplicación en todas las instancias de acción del hombre sobre el mundo. A esto se le aplica la igualación de todos los valores, y con ello vemos un problema, porque ¿tiene un espacio el pueblo indígena mapuche, por ejemplo, dentro de las sociedades capitalistas y globales? Estos pueblos, originarios de la América prístina no poseen ningún aporte, salvo para difundir la imagen de “lo que tiene identidad” y dar pie al discurso pluralista de las sociedades capitalistas, globales, parte de los países hegemónicos. Dentro de los nuevos programas de la democracia en el país es el financiamiento, apoyo y difusión del arte-cultura del país para dar a conocer justamente su ser en identidad y nacionalidad, el cual, si se proyecta coherente y de la mano con el desarrollo económico, será sin duda un atractivo y un elemento de competición.

Para con las otras naciones y por ende para futuros tratados comerciales de libre comercio, de fraternización y hermandad entre los países promoviendo la homogenización y estandarización de un estilo de vida ideal. Muchos intelectuales defienden la idea de identidad en pos de lo democrático, otros la rechazan por ser un término inoperante para la nueva época de posmodernidad, algunos, o muy pocos, la defienden sin caer en el prejuicio de ser “intolerante o antidemocrático”, o peor aún, “racista” o sencillamente anticuado. Más que preservar un rasgo físico, conocer la lengua materna o cantar el himno nacional, la idea de preservación de la identidad apela a mantener distinciones entre los seres humanos y entenderse aún como seres humanos y no como meras ideas vagas incapaces de construir y hacerse a si mismas. Si la vida tiende a la vida, y esta consta en construir(se), ¿por qué ella atentaría contra si misma en la nada y el exceso destructivo? Por el contrario, la identidad no fija los idearios de la yoidad y racionalismo, que muchos critican en la actualidad, son muy pocos, los que logran ver que es desde una consolidación clara de valores puede crecer un ser humano y por tanto fundar una familia, una ciudad.
-
NOTAS:
[1] Historiador económico chileno y miembro del Parlamento de Suecia (Riksdag). Autor de "Mitos del milenio. El fin del trabajo y los nuevos profetas del Apocalipsis" (CADAL/Timbro, 2004).
[2] En “Globalización Cultural y Posmodernidad”, pagina 28. Brevarios del Fondo de Cultura Económica, Chile 1998.
[3] Idem.
[4] En “Globalización Cultural y Posmodernidad”, pagina 29.
[5] Idem.
[6] En “Los Signos en Rotación”, pagina 301. Primera aparición en 1964, editado por Sur en Buenos Aires Argentina por el poeta H. Murena.
[7] Escribimos poesía porque se habla de poíesis, en verdad de una creación.
[8] En “Los Signos en Rotación”, pagina 307.
[9] En “Los Signos en Rotación”, pagina 308.
[10] Ver el ensayo de Walter Benjamín, “La Obra de Arte en la Época de su Reproductibilidad Técnica”.
[11] En “Die protestantische Ethik”, tomo I, Hendelberg 1973.
[12] En “Globalización Cultural y Posmodernidad”, pagina 29.
[13] Ver el ensayo de Jürgen Habermas, “La modernidad: su conciencia de tiempo y su necesidad de autocercioramiento”.
[14] En “Globalización Cultural y Posmodernidad”, pagina 31.
[15] Ver Steven Pinker, “The Languague Instinct”. Harper Collins, NY 1995.
[16] Ver Jack Goody, “Alfabetos y escritura”. Volumen I, Bosch Comunicación, Barcelona 1992.
[17] En “Globalización Cultural y Posmodernidad”, pagina 95.
[18] En “Globalización Cultural y Posmodernidad”, pagina 97.
[19] Ver Nicholas Negroponte, “Ser Digital”, pagina 12. Editorial Atlántida, Buenos Aires 1995.

No hay comentarios: