sábado, octubre 21, 2006

El Consumo excesivo de Televisión perjudica el Desarrollo Intelectual de los Niños

Estudios previos habían relacionado la televisión con obesidad y sobrepeso en la infancia y, por lo tanto, con mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias

«Archives of Pediatrics & Adolescent Medicina», una publicación de la Asociación Médica Americana (JAMA), acaba de poner en cuestión las facilidades que ponen las familias a sus hijos para ver la televisión. La publicación incluye en su último número tres estudios (Universidades Johns Hopkins-Stanford y Washington, Estados Unidos; y Otago, Nueva Zelanda), que alertan sobre el grave peligro que para el desarrollo cognitivo y escolar tiene el consumo excesivo de televisión, sobre todo si está instalada en los dormitorios de los niños.

La literatura científica sobre las relaciones entre infancia y consumo televisivo ha obtenido el plácet sobre las consecuencias de la «adicción» a la pequeña pantalla respecto a la obesidad o el sobrepeso infantil y, por lo tanto, con un mayor riesgo para sufrir enfermedades cardiovasculares o respiratorias en edad adulta. O ha relacionado el visionado de escenas violentas con una mayor agresividad. Pero quedaba observar como influye en el rendimiento escolar y el desarrollo cognitivo. El resultado, a falta de ser confirmado totalmente en otros estudios posteriores, es concluyente: es negativo.

Peor en matemáticas y lenguaje

Está claro que la televisión no sólo es fuente de problemas. Utilizada adecuadamente puede convertirse en un buen elemento educativo. Pero empleada abusivamente se transforma en un elemento nocivo. El estudio de las universidades norteamericanas de Stanford y Johns Hopkins es claro: los niños de 8 años que tienen televisión en sus dormitorios tienen puntuaciones más bajas en las asignaturas relacionadas con matemáticas, lectura o lenguaje. Tener televisión propia en el dormitorio no sólo puede entrañar riesgos de que los menores vean los programas que no les permiten sus padres, sino que, además, abusan de ella. Lo dice el estudio: aquellos niños sin receptor en su dormitorio la veían, de media, 10,7 horas semanales; los que lo tenían junto a su cama, 12,8 horas. El estudio añade un elemento más: el ordenador. Los que tenían PC en su habitación y no televisión lograron mejores resultados en las pruebas, superiores a los que sólo tenían acceso a la computadora en un espacio común.

Pero ver la televisión demasiado también entraña riesgo de abandonar los estudios o no alcanzar un grado superior. Así lo asegura una investigación de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda) que, en síntesis, asegura que cuanto menor es el consumo televisivo en la infancia y adolescencia mayor es la posibilidad de terminar estudios universitarios. Por contra, cuanto más se ve, mayor riesgo existe de no pasar de estudios primarios.

El tercer estudio, de la Universidad de Washington en Seattle (EE.UU.), evaluó la capacidad de comprensión en lectura y matemáticas comparándola con las horas que menores de tres años pasaban ante el receptor y el tiempo que utilizaron hasta los cinco años. Así se detectó que ver la tele antes de los tres años se vinculaba a peores resultados cognitivos a los seis y siete, pero también que ver programas del tipo «Barrio Sésamo» desde los tres a los cinco años se relacionaba con mejores resultados en lectura y memoria a corto plazo, pero no en matemáticas o comprensión verbal. Uno de los coautores, Dimitri Christakis publicó hace un año un estudio donde se advertía que el consumo de televisión por niños puede afectar a su desarrollo cerebral, provocando trastornos de atención.

Frente a las tres investigaciones, «Archives of Pediatrics & Adolescent Medicina» publica un editorial en el que reprocha a los autores de los tres estudios que se hayan limitado a cuantificar las horas de consumo sin centrarse en qué programas ven los niños, pese a existir estudios que confirman la bondad de determinada programación. El comentario califica a la televisión como «el elefante en la vida de los hogares norteamericanos... La media de visionado de televisión es la mayor de todas las actividades, excepto dormir». Los editorialistas consideran necesarios, aún valorándolos positivamente, más estudios y un mayor seguimiento de los menores seleccionados en ellos, pero lanzan una recomendación a los padres: que ofrezcan a sus hijos buenos programas, con contenido educativo apropiado para su edad, porque éstos «representan una herramienta de valor para estimular el desarrollo cognitivo de los niños».

Educación y tiempo limitado

Dos facultativos españoles consideran que los estudios están bien planteados, pero que de ahí a concluir que la televisión es mala existe un salto demasiado grande, por lo que son necesarios mayores investigaciones. Francisco Javier Lavilla, especialista de la Clínica Universitaria de Navarra, cree que «sacan a la luz un tema en el que la mayoría estamos de acuerdo». Sin embargo, asegura que si bien sobre los efectos negativos de la televisión en cuanto a hábitos de vida como la obesidad y el sedentarismo, o la agresividad, existe unanimidad, en el terreno en el que se mueven estas tres investigaciones «hay mayor discusión, no se puede dejar sentado que el niño que ve la la televisión tiene menor rendimiento académico».

El catedrático de Pediatría y responsable de este servicio del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela, Rafael Tojo, cree que «estamos entrando en un escenario que permite observar que la televisión, junto a efectos educativos positivos, puede ser una fuente de problemas». Tojo opina que los tres estudios están realizados por grupos «prestigiosos» pero que sus resultados «tienen que ser desmenuzados por factores ambientales y por grupos de población, estructura familiar.... por todos aquellos elementos que puedan perturbarlos».

Tojo llama la atención, sobre todo, ante el estudio de Nueva Zelanda, ya que hace veinte meses el mismo equipo presentó resultados sobre consumo televisivo y efectos sobre la salud infantil, advirtiendo de que aumentaba la prevalencia de la obesidad, afectaba negativamente a los niveles de colesterol y disminuía la capacidad cardiorrespiratoria (por sedentarismo) además de incitar al consumo de tabaco. Por eso cree que este estudio es «un aldabonazo», al «inducir a pensar que el uso excesivo de la televisión tiene efectos negativos sobre la salud y un mayor riesgo de inactividad en todos los niveles».

Los niños españoles dedican casi tanto tiempo a la televisión como al colegio

España cada vez se parece más a Estados Unidos, y no sólo en las cifras de obesidad. Lo que hasta hace dos décadas parecía imposible de comparar ahora se ha convertido en una realidad; que los niños dedican casi tanto tiempo a la televisión como al colegio. Dos investigaciones lo confirman. La primera, un estudio de la Confederación de organizaciones de amas de casa, consumidores y usuarios, que emplea datos de Sofres (la consultora de audiencias televisivas más importante de España). Éste cifra en 218 minutos diarios (tres horas y 38 minutos) el tiempo que los menores de 14 años dedican a ver la televisión. La cifra contrasta con los 300 minutos que tienen, como media, de actividad lectiva diaria en sus colegios. La segunda investigación corresponde al Consejo Audiovisual de Cataluña. En él se asegura que los niños de entre 4 y 12 años dedican más tiempo a mirar la televisión que a asistir a la escuela. El tiempo de visionado es de 19 horas semanales, que suben a 30 si se contabiliza el uso de videoconsolas y ordenadores. Ambos estudios enfatizan el alto consumo infantil de los programas de horario nocturno.

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