martes, octubre 24, 2006

“Queremos que el bien público esté por sobre el bien privado”

* Entrevista realizada por Gabriela Rodríguez en Revista Arquinta, 03 de Octubre de 2006.
-
A menos de dos semanas de comenzar la "II Bienal Regional de Arquitectura", el Colegio de Arquitectos de la Región de Valparaíso trabaja con esmero. Y es que la realización de este importante evento, que espera congregar a especialistas nacionales y extranjeros, pretende ser un verdadero espacio de discusión y debate en torno a la preservación del patrimonio como bien público, y cuyos protagonistas principales se espera sean los “usuarios” de la ciudad, es decir sus habitantes.
Así al menos lo cree Nelson Morgado Larrañaga, actual presidente del Colegio de Arquitectos de la Región de Valparaíso. Él es un arquitecto urbanista, que ha desarrollado gran parte de su trabajo en España, sin embargo, ha llevado a cabo una intensa agenda de participación gremial en nuestra región. En medio de los preparativos de la Bienal, actividad gremial y obligaciones personales, conversó acerca de los desafíos de este importante evento y su visión del Valparaíso de hoy.
¿Cuáles son las expectativas del Colegio de Arquitectos frente a la realización de la Bienal de Arquitectura?
Es importante, aunque hemos tenido algunos problemas económicos y de organización. Nuestra idea de Bienal se fue redefiniendo a una expresión más ajustada, especialmente enfocada a no entrar en deudas. Queremos que la visión del Colegio y de la ciudad sea distinta. No queremos una visión demasiado técnica ni de elite. Queremos poner el énfasis en la participación ciudadana, que nos parece fundamental. Por eso, queremos hacer esto con participación de la gente y tratar los temas de la región desde varias perspectivas: profesionales y de quienes sufren las decisiones urbanas, que son los habitantes. También están las universidades y los municipios. Queremos centrarnos en el patrimonio como un todo, no sólo lo arquitectónico sino que todo: lo intangible y tangible.
¿Qué intervención tendrán las comunas del interior en este evento?
La Ligua nos presentará un proyecto de participación ciudadana que han dividido en alcaldías o gerencias de barrio, y van a demostrar de qué manera la participación se hace más efectiva. También Quillota presentará un proyecto de recuperación de una zona a través de una intervención. Y ahí tendremos la contrapartida de la gente y qué opina, si está bien o no.
¿El eslogan de la Bienal del patrimonio como bien público apuntaría entonces a esta visión de participación?
Exactamente, porque queremos que el bien público esté por sobre el bien privado y, por lo tanto, todo lo que se hace y tiene que ver con el patrimonio debe ir en esa dirección. En el tema del patrimonio, se da que en la medida que la gente participa en la creación y ejecución, después lo asume como tal y lo defiende, lo hace suyo.
¿Qué diagnóstico realiza de lo que ha sido esta gestión y participación en Valparaíso?
Hasta el momento la participación no ha sido buena. Yo participo desde que se realizaron los primeros seminarios para postular a Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad, luego, mientras estábamos en el Comité Asesor apareció una entidad que se llamaba Plan Valparaíso, que nunca supe realmente ni tuve acceso a toda su información de lo que estaba haciendo, y decidían proyectos de ciudad que ya venían decididos, podían ser positivos pero ahí no había participación…
¿Esta falta de participación es la principal crítica que como Colegio de Arquitectos realizan a las autoridades de la región y la comuna?
Creo que sí, y de alguna manera lo ha intentado revertir el alcalde Cornejo, que ha creado el Consejo Asesor Urbano, pero de todas maneras no está funcionado de la manera como a nosotros nos gustaría, tener más opinión sobre los temas. Hay temas muy trascendentales como qué se hacía con la Ex Cárcel, y ahí hay tierra de nadie, con personas que quieren hacer cosas y otras que no quieren. No hay una inversión pública fuerte.
¿Qué otro tema les preocupa como gremio?
El Borde Costero es muy importante. Nosotros creemos que el Borde Costero es patrimonio de Valparaíso y, por lo tanto, queremos que haya una inversión ahí, pero que haya un interés social y se apunte hacia eso, no al privado. Se aprobó ese plan con poca participación ciudadana… Yo asistí a una cosa que se llamaba Participa, fui a una sesión y nos pedían que opináramos sobre proyectos que ya estaban decididos, y yo dije para mí: si ya está decidido, ¿para qué nos traen a opinar? Y se acabó, no funcionó más, el alcalde se enojó, pues era un desprestigio para él que nos estuvieran tomando el pelo… En el Borde Costero debería haber existido una discusión de ciudad. Otro tema que trataremos en la Bienal son las dunas de Concón. Hace dos años con el Consejo de Monumentos Nacionales, con el intendente a la cabeza, por unanimidad decidimos que fuera Santuario de la Naturaleza. Como este país tiene una enfermedad gravísima que se llama centralismo, la resolución del Consejo en Santiago no lo declaró. Hoy día, se han hecho proyectos de edificios de veintitantos pisos… Las dunas son milenarios y patrimonio de la gente de Concón.
¿En todos estos temas no siente que también debe haber un mea culpa de parte de los mismos habitantes, al no exigir más transparencias a las autoridades y ser más fiscalizadores?
Es difícil, porque aquí estamos viviendo un período de pos dictadura que yo encuentro demasiado largo. El tejido social fue roto y creo que en eso el Gobierno de la Concertación no ha ayudado a recuperarlo, el verdadero sentido de la democracia, de los barrios. La sociedad está muy desorganizada. Por ejemplo, en nuestro mismo Colegio, participan sólo los que quieren ir y pagar una cuota, y tenemos problemas como institución para tener un peso sobre la opinión de la ciudad y sobre la ética de nuestros colegiados.
¿Qué visión tiene de los nuevos arquitectos que están saliendo de las universidades de la zona?
Diría que hay de todo. Como dirigente nacional puedo contar que hicimos un estudio, pues cuando yo estudié los tres últimos años de mi carrera me los pagó el Estado y habían cuatro Facultades de Arquitectura en Chile, y esa fue una de las razones por las que volví a Chile: porque tenía un deber con mi país. Ahora hay 50 y tantas escuelas de arquitectura, algunas con programas no muy homologados. En Chile hoy la enseñanza es un negocio. Salen setecientos y tantos arquitectos al año, y nuestro estudio dice que alrededor del 20% trabaja en cosas que tengan que ver con arquitectura… Es horroroso.
¿Y qué propone el Colegio de Arquitectos frente a esa realidad?
Primero, estamos en un plan de ir a lo social, a trabajar en la vivienda social, en la creación de barrios, en modificar la Ley General de Urbanismo para que la ciudad no siga siendo de discriminación. Y desde el punto de vista profesional, en el Colegio Nacional estamos viendo de qué manera se diversifica la profesión, porque hay muchas actividades que puede hacer un arquitecto, pero hay que tener especialidades: patrimonio, urbanismo, tasaciones, diseño, etc. La idea es trabajar en equipos interdisciplinarios y no estar siempre esperando que salga un gran proyecto, lo cual es casi imposible.
Otra de las direcciones que quiere tomar el colegio es integrarse más a la ciudad, especialmente a los cerros, ¿cuál es el análisis que hacen de lo que pasa en cerros de más bajo perfil?
Yo diría que falta una política, y en eso creo que lo que esta haciendo La Ligua es positivo. Faltaría ver de qué manera podemos hacer que esos barrios tengan organizaciones que puedan participar en las decisiones. En Porto Alegre, la zona Sur de Brasil, han creado los presupuestos participativos, lo cual significa que un barrio decide, dentro del presupuesto que tiene asignado, dónde van los 10 millones, por ejemplo, y el municipio los administra. Falta también la creación de más espacios públicos en los barrios y políticas culturales… El mayor presupuesto debería ser en educación y espacios públicos para que la gente haga actividad social. Valparaíso tiene una cualidad, además de la identidad del porteño con su ciudad, que es muy fuerte, la gente es del cerro: Alegre, Monjas, La Cruz, y eso es útil para hacer actividades culturales. En Cuba, los programas de mejora de un barrio van acompañados de un programa de actividades sociales. En el municipio en que trabajé en España, creamos las Comisiones de Vigilancia de obra, donde la mayoría eran jubilados de la construcción, y eso hacía que la plaza o calle que construíamos era parte de ellos, y cuando algo es parte de uno, se cuida.
Después de la Bienal, ¿cuáles serían los principales temas en los que les gustaría seguir trabajando?
Los temas de ciudad, de participación y espacios públicos. Queremos que lo que se discuta sirva para dar una línea de acción del Colegio sobre los puntos donde se pondrá el énfasis. Y otra cosa es hacernos una autocrítica sobre la política del Colegio para integrar a la gente joven, que es poca, ahí hay una tarea pendiente. Y crear más comisiones para participar y darles mayor peso en su resolución. Ahí está el futuro del Colegio, decir las cosas con solidez. Tenemos una idea que estamos barajando que es el arquitecto de barrio, como el médico de barrio antiguo, y si lograremos eso haríamos una gran labor social. También está el Servicio de Asistencia Técnica, donde ayudamos a la gente de bajos ingresos a regularizar y arreglar su vivienda.
Finalmente, ¿siente que las autoridades han estado a la altura de esta importante nominación que recibió Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad?
Creo que el gobierno no. El alcalde sí, dentro de sus posibilidades, pero su gestión es limitada. Reclamo como presidente del Colegio que Valparaíso es Patrimonio de la Humanidad y es el Estado el que se comprometió a desarrollar ahí. No puede ser que hace más de siete años empezamos con esto y hoy día no haya un plan director de Valparaíso para absorber el patrimonio. El Estado no ha asumido que esto no es cosa de Valparaíso, es cosa de Chile. No puede ser que la ciudad Patrimonio de la Humanidad no tenga un Consejo Resolutivo, debiéramos tener la Oficina del Patrimonio, donde vengan las inversiones y resolvamos. Esto es como una marea, el patrimonio tiene que subir a los cerros.